Prehistoria y Protohistoria
Los indicios más
antiguos de ocupación humana del actual término municipal de Mijas,
se remontan a la Edad del Bronce, en torno al segundo milenio antes
de Cristo. No obstante, otros testimonios identificados en municipios
cercanos en la sierra de Mijas y sus estribaciones meridionales, como
cueva Bajondillo (Torremolinos), las cuevas de los botijos y de la
Zorrera o las pinturas rupestres paleolíticas de la Cueva del toro
(Benalmádena), ponen de manifiesto que este ámbito territorial
presentaba suficientes recursos para posibilitar una intensa
ocupación durante la Prehistoria.
Es este sentido, entre
el paleolítico y Edad del Cobre, los antiguos pobladores de esta
área debieron de aprovechar, al igual de en zonas cercanas, las
cuevas y abrigos que se encuentran situados en la franja sur de la
Sierra de Mijas, en concreto las formaciones travertínicas ricas en
surgencias de agua, como queda apuntado por algunos hallazgos
aislados de industria lítica en sus alrededores.
A partir del 800 a.C.,
la llegada de los fenicios (pueblo procedente del extremo
oriental del mediterráneo) a la costa de Málaga, impone un gran
cambio a las comunidades locales. Los fenicios se asientan en las
desembocaduras de los principales ríos del sur peninsular,
convirtiendo a éstos en vías de comunicación hacia el interior y
generando un floreciente comercio de recursos minerales y agrícolas.
Así, en la desembocadura del río Fuengirola se encuentran
testimonios de un asentamiento, probablemente relacionado con el
control de la vía de comunicación de los ríos de Ojén y de las
Pasadas, a través de los cuales accederían a los territorios de la
actual Mijas.
En este sentido, cabe
recordar al historiador romano Estrabón, que señala que “de
todos los ríos y aún arroyos de esta región sin diferencia, y aún
de arenales sin agua” se sacaba el oro. Y describiendo la
tierra de Andalucía de Gibraltar a Málaga, dice. “Que por esta
parte se levantan unas tierras pobladas de arboledas, y selvas, que
sirven como de muro a las aguas, y por toda esta tierra, dice, se
saca en muchas partes el oro y los demás metales”.
La llegada de estas poblaciones
orientales modificó la concepción territorial de las poblaciones
autóctonas. Así, en estos momentos algunos poblados indígenas
adquieren gran protagonismo y por otra parte se crean asentamientos
en las cercanías de los enclaves fenicios, al objeto de controlar el
acceso hacia el interior. En el caso de Mijas, indicios de estos
momentos lo encontramos en la vega del río de Fuengirola en el
yacimiento de Finca Acebedo (Edad de Hierro II). Otro yacimiento de
este periodo lo encontramos a pocos kilómetros hacia el interior del
Arroyo de la Cala, en la Roza de Aguado, correspondiente a un poblado
de la Edad del Hierro I, lo que hace pensar en un asentamiento
fenicio en su desembocadura.
La huella de Roma
A partir del siglo II
a.C. se produce la llegada de las influencias de la “romanización”
que culminará en los primeros siglos de nuestra era. En relación
con las necesidades comerciales y militares romanas se construirán
grandes vías de comunicación que permitieran una rápida y segura
vía de contacto entre las distintas y alejadas zonas del Imperio
romano. Una de estas vías, recogida en el itinerario de Antonino,
(recopilación de caminos del Imperio Romano que parece datar de
finales del siglo III), unía Malaca (Málaga) y Gades (Cádiz),
atravesando las tierras de Mijas. Esta vía, no sólo comunicaba
estas dos grandes urbes romanas, sino que también servía de vínculo
a otras poblaciones menores y articulaba el territorio por el que
circulaba.
En el caso concreto de Mijas, los restos arqueológicos
encontrados confirmaron la existencia de la ciudad romana de Suel,
posible sucesora de la ciudad iberopúnica que se formó tras la
llegada de los fenicios. Aún no se han encontrado las grandes
construcciones de esta ciudad como templos, foro, teatro, etc., que
tuvieron que situarse, según algunos autores, entre la desembocadura
del río de Fuengirola y el Cortijo de la Alberquilla, en la margen
derecha del río, donde se encuentran los yacimientos de la Finca de
Acebedo y la villa romana de El Chaparral.
Otros autores antiguos,
como Plinio, sitúan entre Suel y Marbella el lugar de Salduba. En
este mismo sentido, Martín de Roa señala en 1622 “… y
aparecen hoy, dos leguas adelante [de Suel], hacia Marbella, ruinas
antiguas por bastante espacio de un buen lugar, donde pudo estar
Salduba” ruinas que también señala en ese mismo siglo Macario
Fariñas. Por su parte, Medina conde señala en 1782 que Osunilla
pudo ser la ciudad ibero-romana de Auxunoba. También ciertos autores
han señalado que Mijas fue la antigua Tamisa, pero esta
hipótesis no está contrastada por la arqueología o la epigrafía y
tiene su origen en la lectura de textos medievales en árabe donde se
menciona la existencia de un castillo llamado Tamilla en la Hoya de
Málaga y que autores modernos como Fariñas del Corral hacen
corresponder con Mijas.
Otro autor romano, Rufo
Festo Avieno en su obra Ora Marítima, basándose en citas de autores
más antiguos, quizás griegos de mediados del siglo VI a.C., hizo
una descripción de las costas del sur peninsular y en ellas menciona
el lugum (cabo o promontorio) Barbetium, que se ha
venido identificando con la punta de Calaburras.
A los lados de las vías
romana surgirían villas rurales y comerciales, de las que quedan
testimonios por ejemplo en el tejar romano de haza del Algarrobo o la
villa de la Butibamba, junto a la mencionada villa de la Finca
Acebedo. Durante esta época tuvo también gran importancia la
explotación de los mármoles de la Sierra de Mijas
El poblamiento romano en
Mijas queda asimismo atestiguado por los hallazgos de cerámica
romana (terra sigillata) y de monedas en distintas zonas del
municipio (Osunilla, Mijas o El Olivar) encuadradas desde tiempos del
Octavio Augusto (siglos I a.C. – I d.C.) hasta finales del siglo IV
de nuestra era.
El mundo romano se desmembra a partir
de las invasiones de los pueblos centroeuropeos, que acabarían con
la administración romana y causarían el declive del comercio y por
ello de las villas relacionadas con él, provocando asimismo la
probable decadencia de la estructura urbana de Suel, cuya población
quizás se abandonase, debido a las condiciones poco seguras
reinantes en las tierras llanas cercanas al mar, trasladándose hacia
cotas más altas y defendibles de la actual Mijas.
Mijas HispanoMusulmana
A principios del siglo
VIII (711 d.C.) una fuerza militar integrada por árabes y beréberes
que dependen del califato Omeya de Damasco desembarcan en Algeciras y
ocuparan casi todo el territorio peninsular. El malestar social, la
crisis ideológica, la depresión económica, etc., males que
afectaban al reino Visigodo, favorecieron una rápida y fácil
ocupación. De esto modo, las tierras de la actual Mijas pasan a la
órbita de influencia islámica.
Tras la ocupación se
produce un proceso de arabización en el que la lengua y la cultura
se asimilan progresivamente y un proceso de islamización que acabará
con la práctica unificación religiosa de todo el territorio bajo el
Islam, aunque con una cierta tolerancia hacia el resto de religiones
monoteístas (judaísmo y cristianismo).
De este periodo, que
abarca más de 700 años, son pocas las noticias fidedignas sobre
Mijas. Sabemos que entre los siglos VIII y IX (durante los emiratos
de Muhammad I, al Mundir y `Abd Allah) surgen revueltas en las áreas
rurales porque la población de estas áreas no acepta la
estatalización. La más importante la “fítna” (guerra
civil) de finales del emirato estuvo protagonizada por `Umar
b. Hafsun´ y sus hijos, quienes en torno a Bobastro
capitalizarían el malestar social. Los primeros que se les unirán
serán las localidades de Awta, Comares y Mixas (Mijas);
progresivamente se les irán uniendo diversas poblaciones hasta
llegar a controlar buena parte de la actual provincia de Málaga y
otras áreas colindantes. En el siglo X, durante los inicios del
emirato de ´Abd al Rahman II, la revuelta es controlada y Bobastro
destruida.
Durante la etapa
hispanomusulmana se debió de producir un importante crecimiento
tanto económico como de población, como lo demostraría la
existencia, en el momento de la conquista de estas tierras por los
Reyes Católicos en 1487, de tres núcleos de población distintos
(según las fuentes cristianas): Mixas (Mijas), Osuna
(Osunilla) y Oznar (para algunos historiadores Hornillo),
además de la fortaleza de Fuengirola; incremento poblacional que
también vendría sugerido por las numerosas alquerías, atestiguadas
en la actualidad por los numerosos restos de cerámica
hispanomusulmana que se encuentran por todo el término municipal.
La agricultura era la base de la
economía, una agricultura que se benefició de la llamada Revolución
Verde, introducida en al-Andalux en tiempos de `Abd al-Rahman II
(822-852), y que acabará consolidándose en el siglo X. También fue
posible gracias a la extensión de los sistemas de irrigación, sobre
todo en los valles montañosos, a la aclimatación de nuevas plantas
y cultivos (arroz, caña dulce, berenjenas, alcachofas, melones,
sandias, azafrán, algodón y numerosos árboles frutales donde
destacan el moral, granados, albaricoques, melocotoneros, etc.) o a
la introducción de nuevos cultivos en el secano (trigo duro o el
sorgo, cereal procedente del Sur del Sahara).
Edad Moderna
A finales de mayo de
1485 los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando V de
Aragón) toman la ciudad de Ronda. De forma inmediata se produce la
capitulación de las poblaciones de la Serranía (Yunquera, El Burgo,
Casarabonela, Monda, Tolox, Gaucín, Casares, Montejaque, Benaoján,
etc.). El éxito obtenido hizo que se prosiguiese de inmediato las
incursiones hacia la costa, donde cae Marbella y prosigue con la toma
del castillo de Fuengirola y el arrasamiento de Benalmádena. Tras
esta incursión, los ejércitos cristianos vuelven a sus puntos de
partida en el valle del Guadalhorce y los reyes regresan a Córdoba.
Tras esta acción, Málaga pierde por el oeste su cobertura
defensiva, salvo Mijas y Osunilla que continuaron resistiendo.
En 1487 se inicia la
conquista de Málaga, que cae el 18 de agosto de ese año. Conocida
la noticia en Mijas, el 25 de agosto se trasladaron a Málaga varios
vecinos para solicitar entregarse al rey cristiano, suponiendo que
las condiciones de la rendición serían las que se ofrecían a las
poblaciones de lugares que se entregaron sin resistencia, la
libertad; pero la resistencia planteada por Mijas en la campaña de
1485 hizo que sus vecinos acabasen como esclavos junto a los de
Málaga. Solo se permitió la libertad y la permanencia en sus
propiedades de algunas familias (probablemente las que negociaron la
rendición).
En 1492 se llevó a cabo
el Rep0artimiento de las propiedades a los 50 nuevos colonos
cristianos que se habían asentado en Mijas tras la conquista,
constatándose aún la presencia de varios vecinos musulmanes. Sin
embargo, a los pocos años son muchos los que dejaron las tierras
concedidas, debido a la dureza de las condiciones en que se
encontraban: mejores tierras en manos de caballeros, incursiones de
naves de piratas que atacaban las costas de málaga desde puertos
ubicados en el norte de África, etc.
La inseguridad de la
costa provocaría que ésta quedara deshabitada y no se pudiese
llevar a efecto la repoblación de la zona del castillo de
Fuengirola, que pertenecía a Mijas. En respuesta a esta inseguridad
se levantaron torres vigías a lo largo de la costa para controlar y
prevenir las incursiones de los piratas norteafricanos. Los
testimonios de estas construcciones de carácter defensivo son
numerosos en Mijas: torres de Calahonda, Nueva de la Cala del Mora,
Vieja de la Cala del Moral (actual sede del Centro de Interpretación
de las Torres Vigía del Museo Histórico-Etnológico de Mijas) y la
de Calaburra.
La primera noticia sobre
la necesidad de estas torres en Mijas la tenemos e un documento
redactado el día 16 de julio de 1496, donde se dice que “por el
bien y guarda de la costa” y para “vista e defensión de
la dicha costa de la mar” , el Rey y la Reina mandaron
construir en la Cala del Moral una torre junto al mar, dando licencia
para ello a Francisco de Alcaraz, allegado de sus altezas y alcalde
de los alcázares de Córdoba, y autorizándole para construir
también en dicho lugar una venta o mesón.
Uno de los primeros edificios que se
levantaron por los nuevos habitantes fue la Iglesia de la Inmaculada
concepción, ya mencionada en los Repartimientos de 1492,
probablemente sobre la base de la antigua mezquita, que debió seguir
usándose consagrada al cristianismo hasta que fue erigida la actual
construcción que se terminó en 1631. Uno de sus rasgos
característicos de este edificio es su torre cuadrada de origen
militar y que sirvió de refugio a los habitantes del pueblo en
momentos de peligro.
Durante el reinado de
Carlos I de España tiene lugar la Guerra de las Comunidades,
originada por el descontento de los nobles castellanos ante las
desconsideraciones de que se creían objeto por parte del emperador.
Mijas no participó en la contienda y permaneció fiel al Emperador y
a su madre, la Reina propietaria Dª Juana la Loca. Debido a esta
actitud la Soberana firmó en 1512 una Real Cédula declarando exenta
de alcabala a la villa de Mijas, con otros privilegios que fueron
confirmados por los monarcas de la Casa de Austria y por el primer
rey Borbón, Felipe V. Juana la Loca, le otorgó asimismo el título
de VILLA, que ostenta desde entonces, y su hijo Carlos V la
condecoró con el título de MUY LEAL, por las razones
expuestas anteriormente.
A partir de los
50 vecinos (unas 200-250 personas) de los Repartimientos, la
población de Mijas tuvo un crecimiento desigual con dos etapas
diferenciadas: una hasta mediados del siglo XV, donde prácticamente
no existen cambios e incluso hay épocas de disminución de la misma,
y otra a partir de fecha en la que se inicia un crecimiento paulatino
que no se detendrá hasta mediados del siglo XX. Así, en 1585
existían unos 130 vecinos, en 1677 unos 400 y a mediados del siglo
XVIII unos 770 (unos 4.000 habitantes).
Origen de la Vigilancia del Litoral
Aunque este sistema de
defensa costera tiene antecedentes, al menos desde época romana, y
fue usado con seguridad por los musulmanes desde y llegada a la
Península, los avatares políticos motivan que desde mediados del
siglo XIII las costas del Reino de Granada sean objeto de especial
atención, por lo que los monarcas granadinos construyen una serie de
torres almenaras que, posteriormente, y junto con torres de nueva
construcción, serán incluidas en el sistema de defensa costero
cristiano del siglo XVI.
Consecuencia inmediata
de la expulsión de los musulmanes del antiguo Reino de Granada en
1492, es su reacción contra el territorio del que se vieron
despojados. Organizan incursiones que desde Argel y otros puntos
africanos tienen como objetivo entrar por las costas de Granada y
Málaga, asaltando a la población ribereña, haciendo prisioneros y
otras acciones con vistas a debilitar la frontera andaluza. Éste
movimiento pirático en gran escala, apoyado por los turcos, obliga a
los reyes españoles a organizar un sistema de defensa que garantice
la inmunidad de la zona, de vital importancia para conseguir la
repoblación efectiva de pueblos y villas como Rincón de la
Victoria, Benalmádena, Mijas, Marbella y Estepona.
Para ello se reparan las
torres almenaras que formaron parte de la defensa fronteriza costera
del antiguo reino nazarí, se construyen otras nuevas, como la de
Calaburra en Mijas y se destruyen algunas que pudieran
servir al enemigo para sus ataques. Fruto de ésta política es una
línea fortificada a lo largo del litoral desde Gibraltar hasta la
linde con Murcia, de la que forman parte las torres enclavadas en el
litoral mijeño. Su función defensiva consistía en dar aviso ante
la presencia de barcos enemigos para que las guarniciones de
Fuengirola, Benalmádena y Marbella, entre otras, acudieran al sitio
por donde los berberiscos pretendieran acometer.
El problema en Mijas,
al igual que en otros lugares que se repoblaron por aquellos años,
se agrava por la permanencia en sus tierras de una población mudéjar
que a modo de “quinta columna” apoyará todo intento de agresión
de sus correligionarios africanos dándoles información sobre la
zona y sus pobladores, creando con ello un estado de continua alerta
y peligro. Se plantea así un problema de difícil solución que va a
marcar para siempre la vida de las poblaciones cercanas al litoral,
hasta el punto que aún hoy se mantiene su recuerdo en lugares
concretos como Mijas y Fuengirola donde se conservan tradiciones
orales que aluden al secuestro de labradores que eran llevados a los
baños de Argel.
Documentos de la época
avalan estas tradiciones orales y por ellos sabemos que el 16 de mayo
de 1507 durante un ataque cautivaron a Francisco de Toledo, peón de
la torre de la Cala del Moral y el doce de junio hicieron lo mismo
con Alonso de Plasencia, peón de la misma torre y en el documento
que se reproduce en este panel vemos el contrato para rescatar a un
vecino de Mijas que está en poder de los moros.
Contrato para
rescatar a un vecino de Mijas que está en poder de los moros.17,
noviembre, 1594. Mijas. (A.H.P.M, P-4.227) Juan Bautista
Lunchón, vecino de Mijas, se obliga a pagar a Alonso de Madrid,
mercader vecino de Málaga, cuarenta ducados en reales castellanos de
la moneda que ahora corre en Castilla, que son por razón de hacer
bien y caridad para el rescate de Cristóbal Gómez, el cual al
presente está en poder de moros, los cuales cuarenta ducados pagaré
cuando el dicho Cristóbal esté en tierra de cristianos, con más
costas que para su cobranza se hiciere.
Edad Contemporánea
Ya en el siglo XIX,
durante la Guerra de la Independencia contra las tropas de Napoleón,
iniciada en 1,808, existe una tradición oral que señala cómo un
grupo de guerrilleros mijeños sorprendió a las fuerzas napoleónicas
en el lugar conocido como “La Matanza”, en el partido de
Entrerríos de este término municipal. Lo cierto es que en Mijas, al
igual que en muchos pueblos de Málaga, se estableció una guarnición
francesa que osciló entre 75 y 100 hombres, a las que habría que
añadir otras que se establecieron en Calahonda y en la fortaleza de
Fuengirola.
Los últimos años de la ocupación
francesa en málaga fueron muy duros para la población rural, debido
a las continuas luchas entre las tropas españolas y las francesas,
con continuas ocupaciones y repliegues de las tropas. En agosto de
1812, los franceses requisan en Mijas un almacén de víveres que las
autoridades locales reservaban a Ballesteros, general de las tropas
españolas que acosaban a los franceses, imponen una fuerte multa al
municipio (25,000 reales) y en represalia, dan muerte a dos vecinos.
Dos días más tarde, las tropas francesas abandonaron
definitivamente Mijas replegándose a Málaga, desde donde
abandonarían la provincia hacia el Norte.
En 1827, Mijas padeció
una grave crisis, pues según algunas fuentes (Miñane) se dice “…que
la antigua población estaba arruinada por los graves censos que
penaban sobre ella; que las tierras de labranza pertenecían a
comunidades y mayorazgos, y que se componía de jornaleros y mendigos
los dos tercios del vecindario”.
El 30 de mayo de 1841
tuvo lugar la separación de Fuengirola de Mijas como término
municipal independiente.
Uno de los sucesos más
dramáticos sufridos por Mijas fue la riada ocurrida el 2 de
noviembre de 1884. Sobre las diez de la mañana una tromba de agua
cayó sobre la sierra y provocó una avenida de agua que destruyó
una importante cantidad de casas y provocó la muerte de varios
vecinos y de gran número de animales. Para recordar aquel nefasto
día se erigió una lápida en la calle Carril, en la que se señala
el nivel que alcanzó el agua, y se levantó una fuente en la Plaza
de la Constitución con las piedras que arrastro el agua de la riada,
tal y como indica la inscripción de dicha fuente.
Durante el siglo XIX la
actividad económica del municipio se basaba en la agricultura, la
ganadería uy la industria del papel. Los molinos y batanes
proliferaron, principalmente la zona occidental del municipio,
aprovechando la riqueza de los acuíferos de la Sierra, que afloraban
en la zona de Osunilla y sus alrededores, y en la zona de El Barrio.
Muchos de esos molinos, que contaban por aquellas fechas con varios
siglos de antigüedad (en los Repartimientos se mencionan un molino
de aceite “de los moros” y un molino de “pan” construido por
el primer alcalde de Mijas, Lope de Aponte), mantendrán su actividad
hasta los años cincuenta del siglo XX
Junto a los batanes y
molinos, una de las principales actividades fue el cultivo de la vid,
principalmente en la zona oriental del municipio y en la zona de Las
lagunas, proliferando multitud de lagares y toldos de pasas. Esta
actividad económica se vio truncada por la crisis originada por una
plaga de filoxera que afectó a la mayor parte de los viñedos
malagueños a finales del siglo XIX, hasta acabar con todos los
cultivos y afectar fuertemente a la boyante economía vitivinícola y
pasera.
Hasta mediados del siglo
XX la actividad económica más floreciente gira en torno a batanes y
molinos, junto a la que se desarrolla una agricultura casi autárquica
basada en el autoconsumo de la población agraria (cada casa rural
posee su era, horno, etc.). Merece destacarse en este espacio
agrario, el importante desarrollo territorial que alcanza la
“arquitectura del agua”. Proliferan por doquier acequias,
albercas, etc. Así, mencionaremos que en 1948 existen en el
municipio más de 200 Km de acequias, 236 albercas, 168 eras, 13
norias, 65 pozos, 17 molinos y 2 batanes censados, aunque en el caso
de estos- últimos en el municipio existían otros que funcionaban
sin estar censados.
A finales de los años cincuenta, esta
situación comenzaría a cambiar y de forma más drástica durante
los sesenta y setenta, con el desarrollo de las actividades
turísticas en la Costa del Sol. Numerosos pequeños propietarios
rurales comienzan a vender sus tierras para ir a trabajar en el
pujante sector de la construcción, que levanta numerosas
urbanizaciones que harán de Mijas el principal destino del turismo
residencial de la Costa del Sol y de España. La decantación hacia
las actividades turísticas ocasiona el abandono definitivo de la
actividad agraria y se inicia un nuevo periodo económico cuya
principal actividad se concentrará en el sector de servicios.
Este cambio también
afectará de forma radical a la población, que de algo más de 7,000
habitantes a inicios de los años cincuenta, pasará a unas 15,000 a
inicios de los ochenta, a unos 33,000 a inicios de los noventa y a
rondar los 80,000 en la actualidad.
En la actualidad Mijas
constituye uno de los ejes económicos de la Costa del Sol, supone
uno de los principales destinos turísticos españoles y cuenta con
una amplia oferta de ocio y cultura de la que se benefician los
millones de visitantes y turistas que la visitan.